Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://aadamdqxh082682.imblogs.net/88136174/revelaciones-sobre-el-cabezazo-de-zidane-a-materazzi